I - 1945
Tierra
Mar
Cielo
TIERRA
hermano de la tierra ....
V. Novoa Gil
¡Oh, supremo arrebato del espacio
que en su lento proceso, las voces determina!
Más allá de la eterna recompensa
donde la tierra alcanza su comienzo
al quieto cambio de la tumba y surco,
esencia por rumor, creó el silencio.
Y ya en mi mismo, profundas convulsiones
palpitan entre ausencias y follaje,
el pensamiento ebrio y nueva el alma,
al sentido despierto, el cambio duerme.
Inquieta soledad en tránsito. Matriz
de árboles y rocas deslumbradas,
a la oculta palabra, densa carne,
¡yo soy en tí, cadáver sumergido!
Constante desnudez tu calma acecha
en el único aliento de la forma
que muere y nace para ser sin límites
y su expresión constante transfigura.
Inmenso ser; en apariencia sueño,
que su principio en el umbral incierto
engendra el porvenir sobre las tumbas
y huesos bebe del pasado adusto.
Cuando vea la carne de su esquema
mi propio nombre, nuevo de futuro,
a ese grito que engendra y es silencio,
velando el hondo sueño de la vida,
en la futura paz, recolección de losas.
!Oh, diáfana apariencia! ¡Ausencias impasibles!
Es mi muerte incesante, ¡siempre!, ¡siempre!
¡Siempre de barro y siempre carne mía!
Me pertenece el ser que nada transfigura!
MAR
¿Y tú, gran alma, esperarás un sueño?
Paul Valery
Y muere el tiempo. Desnudo mar, cuando lo eterno empiece,
vigilia del espacio, el mar en mí, su espacio permanece.
Forma y angustia pura del génesis sombrío, venciendo
lentos soles.
Diafanidad salada; un gran rumor transciende. ¡es tu poema,
Alma absoluta!; yacen
las experiencias futura en el espacio exacto,
su vaivén incesante,
sucesiva impaciencia que arriesga entre la arena
deslumbramiento íntimo,
límites reflejando,
sobre carne de espumas, sueño denso.
Mi forma incierta, puro arrepentimiento, sus ocios
acribilla,
y clama mi sed de roca su sueño de oleadas.
Cuando llegue escupiendo, la muerte, su pereza,
¡abrid!, ¡abrid mi libro!; rumor
de sueños en la orilla.
Actividad extraña sus límites prodiga
en la sublime forma de su rumor oculto.
¡Mirad!, ¡mirad mi libro!;
su página solloza sonando en el vacío.
Y cuando solo surjan esencias deslumbradas
dad a la carne sueño y al rumor hastío.
CIELO
la tercera página ya la sueño
Rainer Maria Rilke
Es mi luna de siglos. !Cuánta ignorada ausencia
al borde de la tumba, cansada confidencia!
Descorre su poema denso de azul y solo
al retroceso, levantamientos próximos,
inciertas permanencias rodando hacia el extremo
presa a la sombra y a la luz abierta
surge velando la desvelada carne.
Y verticales gritos tu calma transfigure:
si alas renacidas, auroras se convierten.
Silencio oculto hiela muerto sueño.
Cuando el principio su causa restituya
y en la penumbra, mi presencia exacta,
alerta al beso, la razón avance sus calmas diferentes,
yo mismo, yo mismo en todo respiraré mi sombra
y volará la aurora y habitará la luz
donde la entraña espera el día eterno.
Angélicas presencias, plantas de barricadas los
íntimos asuntos,
la lepra azul, azul, azul,
corroe los goznes y puertas aniquila.
¡Abrid!, abrid mi libro en su segunda página
y derramad mi sangre, mi voz iluminada en las estrellas!