IV (1960 – 1970)


Duda rota


Desaliento

Lo aparente

Madrigal adolescente

Juventud, ala ardiente




DUDA ROTA


Un terrón de tiniebla y podredumbre,

un vacío de sangre emponzoñada

arrancado al barbecho de la nada,

eso es lo que era, y por costumbre.


Eso es lo que soy, pero hecho lumbre,

hecho abismo de ira desatada,

pasarela de sombra coagulada,

águila o sol, pero al revés la cumbre.


Y seré, no me miento, dudo: eso,

el cadáver de un rayo repentino,

una estridencia rota, un llanto oscuro.


Quizá en un rincón como un exceso,

mi rostro y mis zapatos sin destino

perdurarán, tal vez. No estoy seguro.





Así, como siempre, ellos yerran por el caos

viviente. Tú

le darás la demencia hecha ramos de luz.


De aquí abajo, como siempre, tejen para todo

escalas. Tú

soñarás para ellos libres alas de luz.


Tiran, como siempre, ciegos, piedras al desnudo

azul. Tú

resistirás, sangrando, más alto, con tu luz.



DESALIENTO


No me importan del rayo las heridas

ni los haces de sombra que acumulen

o desaten tus manos;


que una arteria de luz incandescente

vulnerada por líquidos silencios

flagele tu espesura de palomas.


Porque sé

que fuiste un tiempo flor de aquel manzano

cuya rama más nueva difería,

sobreabundando frutos y sabores,

la sombra en el alcance de la tapia;


que es de arraigo difícil la luz libre

quemando la materia de los sueños

más tempranos del alba.


Y sé

que no amanece como tú quisieras

el tiempo de la vida.


Que yo soy como tú. Pero no basta.



LO APARENTE


Mi mano cava el silencio, coge la rosa.

Ala sin vuelo mi mano,

la miro y lloro.


Tiendo mi brazo a los cielos, subo mi alma.

Rama sin tronco, mi brazo,

lo miro y lloro.


Mi cuerpo limita el alba, imana el mundo.

Usa el vacío.

Sin sombra, sin nadie,

muerto.


Me miro, y lloro.



MADRIGAL ADOLESCENTE


Justo y confiado tú, por tu sueño y por tu alma.

Te ataron injustamente tu honda vocación de ala.


El mundo no tiene puertas, y en el mundo era tu casa.

Cárcel hicieron contigo, y del mundo fruta amarga.


La sed estaba en la tierra, y para la sed el agua.

Hicieron del agua sed, y de la sed gota falsa.


¿Acción? Aún no, todavía, cuando toda acción espanta.

Para ser rebelde tú, con un silencio te basta.


Llora, al fin, llora. La tierra

renace pura en tus lágrimas.



JUVENTUD, ALA ARDIENTE ....


   JUVENTUD, ala ardiente, piedra que canta,

rayo augural con longitud de urgencia,

desamarra tus manos que nacieron tan libres

disponiéndote al vuelo con sencillez de águila.


Como un alba novicia imantas los cuchillos,

la luz deshabitada de los campos de nadie

donde cae, mansamente, con soledad de ala

tu cuerpo desgarrado por las zonas del odio.


Aún así

como un ofrecimiento. Tú eres pura materia

Déjalos que te beban.

 

Poesías